Gracias a Laky y Duomo ediciones, por hacerme
posible haber disfrutado de esta magnífica novela.
Hannah Gold nos trae una
novela de literatura infantil y juvenil, en la que debuta, donde el amor por la
Naturaleza, los animales y el planeta marcan el desarrollo de la obra.
En el libro se narra cómo
una niña cómo una niña de 11 años, y bastante sensible para los animales,
además de amante de la Naturaleza, entabla relación amistosa con un oso polar
atrapado en la llamada “Isla del Oso” del archipiélago noruego de Svalbard.
A través de esta amistad,
la autora trata de concienciar sobre las terribles consecuencias que trae
consigo el cambio climático, como que los animales pierden su hábitat, así como
su posibilidad de conseguir comida, con lo cual terminan extinguiéndose y los ecosistemas
se resienten al perder los eslabones de la cadena trófica. También, como
consecuencia de este cambio climático, y su consiguiente aumento térmico, se
está perdiendo masa helada de los Polos, lo que provoca el aumento del nivel de
agua de los océanos, y cambios en la geografía terrestre.
Unido a esto, está el
problema grave de la contaminación del planeta, ya sea a través de los
plásticos y residuos sólidos, amén de fertilizantes y otros productos químicos
que arrojan las industrias, que tardan millones de años en descomponerse, y que
acaban en las aguas, ya sea por la basura arrojada en los campos y bosques.
Todo ello con la idea de que cualquier gesto y voz que se levante en favor del
Planeta ayuda, y es bienvenida. Es decir, cualquier pequeño gesto cuenta.
Otro tema de gran
importancia sobre el que intenta llamar la atención la novela es que tanto los
animales como los niños tienen una gran capacidad de percibir ciertas emociones
que los adultos hemos perdido con el paso de los años. Esto también hace que
sea más sencillo que los animales y los niños puedan entablar una buena amistad
debido a que ambos están más unidos con la Naturaleza que los adultos. Pero para
que se pueda ayudar a los animales, siempre es necesaria la ayuda de los
adultos. Además, esta ayuda trae consigo una fidelidad infinita por parte del
animal hacía el humano.
Incluso se plantea los
problemas que acarrean en las relaciones familiares un exceso de trabajo por
parte de cualquiera de los progenitores, con lo cual pierden tiempo para
disfrutar con sus hijos, y además hace que estén más irritables. También esta
falta de afecto de uno de los padres, o de ambos, hace que los hijos puedan
tener problemas para tener unas relaciones sociales plenas. Además de no saber
interactuar correctamente o con facilidad, cosa que la ayuda de los animales
puede terminar corrigiendo.
Y aunque sea de manera
aparentemente residual, indica igualmente el acoso que sufren algunos niños por
ser distintos, entendido esto como que no siguen los parámetros establecidos para
ellos por la Sociedad, ya sea por motivos estéticos – físicos, de gustos,
inteligencia o aficiones. Por ello algunos niños están más felices e integrados
con los animales ya que estos únicamente se fijan en el fondo de las personas.
Y todo ello está
ilustrado con una magnífica maestría por Levi Pinfold, que consigue que casi
parezcan reales, es decir fotografías, más que dibujos.
Globalmente la historia busca
que tanto niños como adultos actuemos para cambiar nuestra deriva y empecemos a
cuidar más y mejor el Planeta.
Personalmente me ha
parecido una novela emotiva y con unas reivindicaciones muy claras en favor del
Planeta, y por ende todos sus ecosistemas y seres vivos. Dando voz a todas esas
personas que ponen su granito de arena para mejorar nuestra casa en la figura
de la protagonista, April.
Si queréis haceros con un
ejemplar, visitad:
DATOS BIBLIOGRÁFICOS
· Título:
El
último oso
· Nº
de páginas: 320 páginas
· Editorial:
Duomo ediciones
· Idioma:
Castellano
· ISBN:
978-84-18538-53-7