Tengo
que agradecer a la editorial Edhasa por
cederme un ejemplar de Breo. El celta que
desafió a Roma de Francisco Narla,
que traigo en esta reseña.
Francisco
Narla, el autor, nos hace viajar en el tiempo hasta llegar a revivir la
conquista y romanización de la zona astur gallega; donde se compara las formas
de vida de dos culturas diferentes, la celta y la romana. Así como el abuso de
poder que ejercen los invasores, sea cual sea la época y el lugar, para con sus
dominados. Y el orgullo que lleva a los habitantes de un lugar a defender sus
casas antes que dejarse dominar sin luchar, al igual que la asunción de la
responsabilidad marcada por el destino y/o la ascendencia familiar.
De
este modo, lo primero que el lector va a encontrar entre las páginas de esta
novela será la violencia que genera una guerra, que no por sabido deja de ser
reseñable, y la injusticia que supone perder tu hogar por culpa del afán
expansionista y económico de otro país con mayor poder y potencial tecnológico.
Además, cómo muy bien se recoge en la novela, el invasor-colonizador ve
siempre, o casi siempre, como seres inferiores a los habitantes del país o
región invadida. Y trata, en la mayoría de los casos, de imponer sus costumbres
y cultura, aunque, sin embargo, también acoge parte de la del territorio
conquistado.
Como
consecuencia de esto, o como otra confrontación de tipo cultural y mental, la
novela nos enfrenta a la visión y uso de la Naturaleza que hacían los dos
pueblos protagonistas de la obra, los Celtas del norte de España (Galicia,
Asturias y León) y los Romanos. Los Celtas, a pesar de su atraso tecnológico
respecto a Roma, tenían en la Naturaleza a su gran aliada, cogiendo de ella
solamente lo que necesitaba y cuidando y protegiéndola para vivir con mejores
abastecimientos a largo plazo. Por el contrario, los Romanos se servían de los
recursos naturales para progresar tecnológicamente, pero sin tener en cuenta
que dañar al Medioambiente es dañar al planeta, y por tanto perjudicarse a uno
mismo. Sin duda, la vida, o el modo de vida, que proponían los Romanos (o
cualquier otra civilización que actúe igual, como por ejemplo la nuestra) es
más placentero, y en apariencia cómodo. Pero el estilo céltico de vivir en
comunión con la Naturaleza es más sostenible y duradero a largo plazo.
En
cuanto a la actitud del protagonista principal, Breo, es la de una persona que
nos es aceptada por sus iguales, ni por él mismo. Aunque, sin embargo, tiene
encomendada una misión de la que no puede escapar. En él se refleja el valor y
el orgullo de su cultura en contraposición al menosprecio que irradia su
némesis, Sila, hacía todo aquello que no se rige por el estilo de vida y la
cultura de Roma.
Aunque
la historia es inventada, como reconoce el propio autor, y se puede intuir el
posible final, la propuesta que nos deja esta novela es que se deben perseguir
los sueños en unión con quienes nos rodean. Además del respeto por el pasado,
la Naturaleza y nuestra cultura.
Incluso
es una manera de seguir manteniendo el pasado celta de Galicia, que exportó a
lugares tan icónicos de esta cultura como Irlanda, del que nos han llegado
algunos rescoldos, aunque todavía no han terminado de descubrirse y estudiar
todos los restos que existen en la zona.
Personalmente
me ha gustado muchísimo, y me ha sido imposible dejar su lectura. Cuenta,
además, con unos mensajes que no debieran caer en saco roto bajo ningún
concepto y circunstancia. Por todo lo dicho en esta reseña, considero su
lectura muy recomendable porque además de entretener, enseña valores.
Se
puede adquirir en:
DATOS BIBLIOGRÁFICOS
·
Título:
Breo. El celta que desafió a Roma
·
Nº de páginas:
617 páginas
·
Editorial:
Edhasa
·
Idioma original:
Castellano
·
ISBN:
978-84-350-6419-4
¡Hola!
ResponderEliminarNo me interesa especialmente este período histórico, así que lo dejaré pasar. ¡Muchas gracias por tu reseña!
Nos vemos entre páginas
La vida de mi silencio
Hola.
EliminarEs una pena porque de verdad que es una gran novela.
Nos leemos.
Muy buena reseña, Óscar. Breo es una de mis mejores lecturas de este año. La concluyes con una muy buena reflexión. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias.
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