Gracias
a Alberto
Santos Editor os traigo la reseña de Cid Campeador, de Eduardo Martínez Rico.
Eduardo
Martínez Rico, el autor, nos trae una biografía novelada de los últimos años de
vida de Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el Cid Campeador. Incluye también
la historia sobre la leyenda del ceñidor de la sultana Zobeida de Bagdad.
El
principio de la novela nos hace una semblanza sobre la situación política de la
península ibérica a finales del siglo XI, tanto en torno al rey Alfonso VI de
León como al Reino de Valencia, el gran bastión del Levante para musulmanes y
cristianos. Es más, con maestría el autor nos hace vivir en primera persona el
momento en que el rey Alfonso elimina el destierro al que estaba sometido el
Cid.
Tanto
por el lado musulmán como por el cristiano se pone de relevancia el poder que
tenía la religión, y la gran creencia en sus respectivos dioses, en una época
donde la fe era el motor de la sociedad. Pero en contraposición a los
cristianos, destaca el gusto por la cultura y el lujo de los andalusíes. Aunque
a pesar de ello, por ambos bandos deja en evidencia que existían personas que
se guiaban más por la justicia y equidad que por el deseo de venganza que sus
respectivas religiones les inculcaba desde la cuna. Así como la obligación de
implantarla en los territorios que iban conquistando.
Con
respecto al Cid, nos enseña a un hombre versado para temas jurídicos, con una
buena visión política y con ambiciones culturales más allá de la media para los
señores cristianos hispanos de la época. También, y aunque ya por todos
conocida, su lealtad para con su rey, Alfonso VI de León y Castilla. Enseñando con
el Cid que es más valiosa una persona que se mantiene fiel a otra, por mucho
poder y desprecio que le hagan, incluso en los peores momentos de la amistad.
Además de ser síntoma de honradez y pureza, virtudes ambas que acompañaron al
Cid a lo largo de su vida, las cuales le granjearon tantos amigos como enemigos
y admiración y odio entre las confesiones religiosas más predominantes en la Península.
Así,
de este modo, la persona del Cid, al menos por lo que cuentan las Crónicas y
recoge esta novela, representa el ideal de caballero y/o guerrero que más
adelante tendrá tanto éxito en la literatura medieval. Además es un buen
ejemplo de lo que debe ser un consejero para una autoridad, puesto que no le
importaba decir la verdad por muchas penurias que le conllevara a su persona.
Siendo él mismo símbolo de buen gobernante, ya que se mostró siempre que pudo
apaciguador y unificador de pueblos y costumbres.
Por
otro lado destacan dos figuras femeninas; Doña Jimena, la esposa del Cid, y
Doña Urraca, la hermana del rey Alfonso VI, como grandes e inteligentes
políticas en la sombra para hacer más grandes los nombres de Rodrigo Díaz de
Vivar y Alfonso VI respectivamente.
También
pone de manifiesto lo poderosas que pueden ser las ideas religiosas cuando se
convierten en el elemento político principal de un gobierno y son llevadas al
extremo. En cualquier época y de cualquier credo porque impiden la convivencia
pacífica y armónica entre diferentes culturas y personas.
Por
todo lo contado tengo que decir que la biografía novelada del Cid me ha
encantado, y por ello la recomiendo para conocer de manera más sencilla su vida
y obra.
Se
puede adquirir la novela en:
DATOS BIBLIOGRÁFICOS
·
Título:
Cid Campeador
·
Nº de páginas:
284 páginas
·
Editorial:
Alberto Santos Editor
·
Idioma original:
Castellano
·
ISBN:
978-84-95772-85-5
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