En
mi colaboración con Duomo ediciones, he elegido este clásico, El árbol del jengibre, sobre el estilo
de vida en el Lejano Oriente durante la primera mitad del siglo XX.
Esta
novela ambientada en el Lejano Oriente, China y Japón, de principios del siglo
XX, bajo dominio o mejor dicho bajo influencia británica, francesa y del resto
de potencias europeas, nos presenta a una joven escocesa, la cual cambia
Edimburgo por Pekín para casarse con un agregado militar inglés allí destacado.
A
través de sus ojos, y mediante sus confesiones a un diario íntimo, nos va
introduciendo en las costumbres que allí adoptan los europeos y chinos, tan
diferentes entre ellas y dónde es más importante la apariencia que la realidad,
como en el reinado de reina Victoria pasaba en las altas esferas británicas. Y
aunque originalmente se publicó tiempo después de la muerte de esta reina
inglesa, todavía sigue recordando su estilo al de las novelas de esa época.
Pero
quizás lo más importante es que da a la mujer el protagonismo con el objetivo
de hacernos ver que ellas también buscaban su libertad para manejarse en la
vida sin tener que depender de los maridos, amén de ser las verdaderas
impulsoras de sus carreras en la sombra.
En
este caso, la protagonista Mary, se ve envuelta en una infidelidad que la lleva
a ser repudiada por su marido, perdiendo a su hija. Aunque con la posibilidad
de ver crecer al fruto de su deslealtad. Por este motivo se muda a Japón, donde
transcurrirá la mayor parte de la novela, y donde también le será arrebatado su
hijo. Bajo este concepto de la infidelidad observamos cómo se demonizaba a
cualquier mujer, siempre a ellas, que poco atendida por su pareja, se enamoraba
de otro hombre. Y si ya era retrógrada la sociedad europea, en especial la
británica, la china y japonesa la superaba con creces, creyendo incluso que lo
apropiado sería ejecutar a la infiel, considerada puta.
Pero
aún peor era el sentimiento que despertaba en la cultura japonesa, donde las
mujeres estaban totalmente sometidas a la voluntad de los hombres, incluso
estos podrían mantener a una amante sin que la verdadera esposa protestara.
Aunque
también veremos cómo había mujeres que intentaban luchar los derechos femeninos
en Japón, aún a riesgo de perder su libertad y su vida.
Y
con el estilo propio de las novelas romántica victorianas, pero encontrándonos
una novela histórica basada en el literatura epistolar.
A
pesar de todos los contratiempos y obstáculos que tenían que afrontar las
mujeres, más que ahora, también demostraban una determinación sin límites para
conseguir sus objetivos.
Por
último, la narradora y protagonista relata el despertar colonialista nipón y su
intención de no tener que depender de ningún país extranjero, económicamente
hablando, pues empiezan a desarrollar lo que sin duda es la base de su éxito
económico e industrial actual, la fabricación de los productos importados por
ellos en sus propias fábricas. Consiguiendo con los años superar la tecnología
estadounidense y europea. Además, con el paso de los años también se observa
cómo los extranjeros son mirados con un recelo rayano en el odio, teniendo en
cuenta que estaban inmersos en la Segunda Guerra Mundial. En gran medida se puede
vislumbrar la transición de un país todavía con muchas tradiciones feudales, a
otro que encabeza la industrialización mundial. Aunque en los primeros años
muchos de los habitantes de más edad no aceptaran con buenos ojos tanto
progreso industrial. Amén de dejar constancia de la resiliencia del pueblo japonés
y su orgullo nacional, que le hace levantarse siempre de todos los desastres.
Es
100% recomendable y muy interesante para conocer un poco más los sentimientos
nipones hasta mediados del siglo XX.
Para
conseguir una copia, pueden visitar:
DATOS BIBLIOGRÁFICOS
·
Título: El
árbol del jengibre
·
Nº de páginas: 448
páginas
·
Editorial: Duomo
ediciones
·
Idioma:
Castellano
·
ISBN:
9788418128318
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